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William Adolphe Bouguereau (1825-1905). Tobías despidiéndose de su padre (1860) Óleo sobre lienzo. 153 x 119 cm. Museo del Hermitage. San Petersburgo |
El 6 de julio de 2011, en su blog "A Arte da Medicina", Renata Calheiros Viana publicaba una entrada titulada: "A cura de catarata representada em obra de Rembrandt / 'Tobías devolve a visao a seu pai' (1636)". Tanto me interesó el tema que, en cuanto pude, tomé la Biblia para leer el libro de Tobías. Nunca lo había leído.
El libro narra la historia del anciano Tobit, como si la escribiera él mismo (de hecho, los tres primeros capítulos están escritos en primera persona, aunque luego continúe expresándose en tercera persona) y de Tobías, su único hijo.(1) Ambos nombres tienen la misma raíz hebrea (tob) que significa "bueno". Aunque, a primera vista puede parecerlo, Tobías no es un libro histórico. No narra una historia real. Los datos históricos, la geografía y la cronología son tratados y combinados con tal libertad literaria que se puede encajar dentro del género de la novela histórica, pero con una finalidad didáctica-religiosa. Pretende mostrar a los judíos de la diáspora un modelo de conducta para enseñarles cómo ser fieles a Dios en esa situación.
Para los expertos(2), el autor del libro de Tobías es un judío que vive en la diáspora, posiblemente en el Oriente, conocedor y compilador de la Ley -tal como se interpretaba después del exilio- que escribe para sus compatriotas que se encuentran en las mismas circunstancias. Aunque la acción se sitúe entre las ciudades de Nínive y Ecbatana a principios del siglo VII a.C. -cuando Senaquerib era rey de Asiria (705-681 a.C.)- la fecha de composición del libro puede fijarse cinco siglos después, alrededor del año 200 a.C.
Como parte sustancial de la trama narrativa encontramos un anciano que se ha quedado ciego, al parecer debido a causas accidentales, pero por voluntad divina; un pez, algunos de cuyos órganos son usados como medicamentos para distintos males; una joven a la que un demonio ha trastornado la vida; un hijo que cura la ceguera de su padre... Y un ángel llamado Rafael, nombre que significa "Dios cura". De todo ello hablaremos en sucesivas entradas.
Sorprende la abundante iconografía que existe sobre la materia, especialmente de pintores italianos, franceses, flamencos y holandeses de los siglos XVI, XVII y XVIII: el Domenichino, Verrocchio, Tiziano Vecellio, Andrea Vaccaro, Giovanni Francesco Grimaldi, Bernardo Cavallino, Corrado Giaquinto, Claudio de Lorena, Jan Massys, Pieter Lastman, Jan Steen... Entre ellos destaca, por el número y calidad de sus obras, el famoso Rembrandt. Pero también los hay españoles, sobre todo de los siglos XVIII y XIX: José Vergara, Vicente López, el genial Goya y el no suficientemente valorado Eduardo Rosales. Contemplaremos algunas de sus obras. Pero, para esta primera entrada he elegido el cuadro que más me gusta de cuántos he visto relativos a la historia de Tobías, quizás porque es obra de uno de mis pintores favoritos, el francés William-Adolphe Bouguerau (1825-1905): Tobías despidiéndose de su padre (1860). Bouguerau representa la escena que da inicio a la parte central del libro, cuando el joven Tobías sale de viaje para cumplir las misiones que su padre, Tobit, le ha encomendado. Le acompaña Azarías, para guiarle y ayudarle, a quien el artista francés nos muestra sin las típicas alas con las que aparece en la mayoría de las obras de otros pintores; y así debe ser, porque los demás personajes del cuadro no saben todavía que se trata del arcángel Rafael. Y mientras la madre, Ana, preocupada y apenada por la marcha de su hijo, oculta el rostro con las manos sin dejarnos ver sus lágrimas, Tobit bendice a Tobías elevando sus ojos ciegos al cielo, implorando para él la protección divina. No dejen de asombrarse, por favor, observando con detalle como pinta William Bouguerau la ceguera en los ojos de Tobit.
Continuará en: "La ceguera de Tobit".
NOTAS
(1) La Vulgata no diferencia entre el nombre del padre y del hijo, llamando Tobías a los dos. Lo mismo ocurre en muchas traducciones y versiones posteriores.
(2) Mientras no se diga lo contrario, para nuestro estudio nos referiremos a la edición de la Sagrada Biblia publicada este mismo año 2011 por la Biblioteca de Autores Cristianos, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. Los expertos que han colaborado en esta edición se enumeran en la "Presentación" de monseñor Martínez Camino, páginas VIII y IX.
*La primera versión de esta entrada fue publicada en "Tiempo para la Memoria" el 31 de julio de 2011.