Quantcast
Viewing all 43 articles
Browse latest View live

"Más vale tarde que nunca", creo yo... ¡Gracias Lola!



El pasado 15 de abril, mi querida amiga Mª Dolores del Corral, desde su estupendo blog AB MÚSICA Y MÁS, tuvo la gentileza de obsequiar a Medicina, Historia y Arte con el Premio Liebster. Demasiado tiempo ha transcurrido desde entonces, mucho más del que hubiera deseado. Pero confío en que la generosidad de Lola disculpará esta tardanza y me permitirá agradecerle "de corazón" su amable detalle, que recibí encantado. Soy de los que piensan que "más vale tarde que nunca": ¡GraciasLola!

El Premio Liebster tiene como objetivo -según lo entiendo- el de ayudar a difundir blogs no demasiado conocidos, con no más de doscientos seguidores; pero que, a juicio de quien tiene el privilegio de otorgarlo, merecen el reconocimiento de su extraordinaria calidad. Los que lo reciben, a su vez, deben concederlo a otros cinco blogs, dejando un enlace al blog que se lo concedió y comunicando la concesión a sus elegidos.

Yo le daría este premio a muchos... Algunos de ellos ya lo poseen. Otros sobrepasan los doscientos seguidores. De algunos, desconozco el número de seguidores y pienso que tienen muchos más. Pero, no dudo ni un momento que los cinco a los que voy a tener ahora el placer de otorgárselo lo merecen con creces. Liebster es un término alemán que podemos traducir como "querido", "amado", algunos lo utilizan también como "favorito". Los cinco blogs que enumero a continuación, por el orden alfabético de sus títulos, son muy queridos por mi y están entre mis favoritos:





Para Lola del Corral; para Juan Herrera Salazar, Carlos Márquez Espinós, J. C. Alonso, Juan Valentín Fernández de la Gala, Jorge Mauricio Barajas Pérez, todos ellos reconocidos melómanos; y para todos los que tengan la amabilidad de pasar unos minutos en esta página, les dejo como regalo final una de mis melodías preferidas, en una versión donde la amistosa unión de distintos interpretes -eso sí, muy famosos- nos ofrece la posibilidad de volver a disfrutar la obra inmortal de Gershwin. También la "música" de los blogs suena mejor cuando se comparte con los amigos.

¡Un abrazo para todos!




El niño que nació del árbol de la mirra


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Marcantonio Franceschini (1648-1729). El nacimiento de Adonis (c.1685-1690)
Óleo sobre cobre. 48,5 x 69cm.
Staatliche Kunstsammlungen. Dresde

La mitología nos cuenta uno de los nacimientos más extraordinarios que podamos imaginar: el del bello Adonis.

Por motivos que se explican de diversas maneras, Mirra, hija de Tías, rey de Asiria, cometió incesto con su propio padre. Éste, al darse cuenta de lo sucedido, mata a su hija y amante ocasional... Pero entonces interviene Afrodita, siempre atenta a estos asuntos, y para mantener con vida a la joven la convierte en árbol, el árbol de la mirra ¡claro! Al cabo de los meses, cumplido el tiempo propio de un embarazo, no se sabe si mediante un oportuno flechazo o gracias a un jabalí que pasaba por allí y decidió afilar sus colmillos en la princesa convertida en arbolito, por la herida del árbol ve la luz Adonis.

En el cuadro del pintor boloñés Marcantonio Franceschini (1648-1729) vemos junto al árbol, de apariencia claramente femenina, a ninfas curiosas, faunos sorprendidos y amores preparando los paños para envolver a la criatura, mientras Afrodita -que, en esta ocasión parece haber ejercido también de partera- entrega al recién nacido a una de las ninfas para que se encargue de su crianza. Empezaba así, desde su mismo nacimiento, la apasionada relación entre Adonis y Afrodita (o Venus, para los romanos).

¡Extraño parto, sin duda!

Por la misma época que el italiano pintaba su cuadro, el músico español Tomás de Torrejón y Velasco (1644-1728), nacido en Villarrobledo (Albacete) y afincado en el Perú, estrenaba en Lima La Púrpura de la Rosa, que narra los amores de Venus y Adonis, con un libreto basado en textos de Calderón de la Barca.




Erasístrato descubre el mal de amor de Antíoco


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Jacques-Louis David (1748-1825). Antíoco y Estratónice 
Erasístrato descubre el mal de Antíoco (1774)
Óleo sobre lienzo. 120 x 155 cm.
École Nationale Supérieure des Beaux-Arts. París

Se dice que Antíoco, hijo de Seleuco I Nicátor (uno de los generales de Alejandro Magno que llegó a reinar en Babilonia y Siria) había caído gravemente enfermo y su padre hizo llamar al famoso médico Erasístrato para atenderlo. El médico observó que cuando Estratonice, una de las esposas de Seleuco, entraba en la habitación del enfermo, éste enrojecía y se le aceleraba el pulso, por lo que dedujo que la enfermedad tenía una causa más mental que somática, y que la pasión que Antíoco sentía por su joven y bella madrastra era la causa de dicha enfermedad.

Esta es la escena que representó el pintor francés Jacques-Louis David en uno de sus cuadros, el que da inicio a esta entrada, con el que obtuvo el prestigioso premio de Roma en 1774. En el cuadro se puede ver a Erasístrato como un venerable anciano cubierto de rojas vestiduras, sentado a la cabecera del enfermo y señalando a la bella Estratonice, vestida de blanco, que baja humildemente la cabeza, mientras que el rey padre y esposo recibe la noticia sorprendido en medio de otros personajes de la corte.

Afortunadamente, la cosa acabó bien para los jóvenes amantes. Seleuco renunció a Estratonice para que se casara con Antíoco, y les concedió un reino, eso sí, lo más lejos posible del suyo.

La historia de Antíoco y Estratonice no ha inspirado solo a un buen número de pintores sino también de músicos. Es el caso de Étienne-Nicolas Méhul (1763-1817), contemporáneo de David y autor de la ópera Stratonice (1792) cuya obertura podemos escuchar a continuación:

(No olvide parar la música del blog -arriba, a la derecha- si está sonando, para escuchar mejor esta melodía)

Erasístrato, Antíoco y Estratonice en la obra de Dominique Ingres


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867). La Maladie d'Antiochus
ou Antiochus et Stratonice
(1840)
Óleo sobre lienzo. 57 x 98 cm.
Musée Condé. Chantilly, France

Más que por sus investigaciones anatómicas sobre el sistema nervioso, el corazón y la circulación de la sangre o el aparato digestivo, y más que por sus interesantes experimentos fisiológicos, al médico alejandrino Erasístrato se le recuerda a través del arte por la anécdota que cuentan Plutarco y Luciano de Samosata, esa que ya hemos referido brevemente en la entrada anterior, la que mostraba un cuadro de Jacques-Louis David sobre el momento en que Erasístrato descubre la causa de la enfermedad de Antioco ante Seléuco y Estratonice.

Pero si David le dedicó un cuadro -que yo sepa- al tema, Jean-Auguste- Dominique Ingres, su discípulo (discípulo sí, pero no amigo, porque duele ver como por culpa del maestro a uno no le dan el Premio de Roma) lo pintó -al menos- cinco veces. Cerca de setenta años estuvo Ingres pintando cuadros, que actualmente se encuentran repartidos por museos de todo el mundo, en los que el médico Erasístrato, ante la desesperación de Seleuco, descubre por la aceleración del pulso, las palpitaciones cardíacas, la mudanza de la coloración de la piel y hasta la dificultad para articular palabras, que la enfermedad que estaba llevando a la muerte al joven Antíoco estaba causada por el amor que sentía por Estratonice, su madrastra, la joven esposa de su padre.

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867). Antiochus et Stratonice (1800)
Dibujo a lápiz sobre papel. 32 x 40 cm.
Musée des Beaux-Arts. Boulogne-sur-Mer, France



Image may be NSFW.
Clik here to view.
Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867). Antiochus et Stratonice (c.1838)
Óleo sobre lienzo. 48,1 x 63,9 cm.
Cleveland Museum of Art. USA



Image may be NSFW.
Clik here to view.
Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867). Antiochus et Stratonice (c.1860)
Huile sur papier marouflé sur toile. 35 x  45,1 cm.
Philadelphia Museum of Art. USA



Image may be NSFW.
Clik here to view.
Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867). Antiochus et Stratonice (1866)
Crayon et huile sur calque marouflé sur toile. 61 x 92 cm.
Musée Fabré. Montpellier, France


Escuchemos, para terminar, otro fragmento de la ópera que Etienne-Nicolas Mehul estrenó en 1792 con el nombre de Stratonice...

(No olvide detener la música del blog, si está sonando, para escuchar la de este vídeo)

Nueve cuadros, nueve pintores, y un mismo tema: Erasístrato diagnostica el "mal de amores" de Antíoco ante Seleuco y Estratonice



Image may be NSFW.
Clik here to view.
Felice Ficherelli (1603-1660). Antíoco príncipe de Siria y Estratónice su madrastra (c.1638)
Óleo sobre lienzo. 144,7 x 190,1 cm.
Auckland Art Gallery (Nueva Zelanda)

Más que por sus investigaciones anatómicas y fisiológicas sobre el sistema nervioso, el corazón y la circulación de la sangre o el aparato digestivo, el médico Erasístrato ha pasado a la historia, a través del arte,  por haber diagnosticado el mal que mantenía postrado en su cama a Antíoco, el hijo de Seleuco... Erasístrato comprobó que cuando Estratonice, la joven y bellas madrastra del enfermo, entraba en la habitación, el pulso de éste se aceleraba inmediatamente. El joven estaba enamorado de la esposa de su padre y no era otra su enfermedad: sufría de "mal de amores".

En las dos entradas anteriores hemos visto los cuadros más famosos que representan esta historia, los de Ingrés y David. Pero fueron muchos los artistas, sobre todo durante los siglos XVII, XVIII y XIX que imaginaron la escena. Dejo aquí, tan solo, una pequeña muestra de ellos...

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Atribuído a Theodoor van Thulden. Erasístrato descubre la enfermedad de Antíoco, ante
Estratónice y Seleuco (c.1640)
[Óleo sobre lienzo]. 220 x 164 cm.
Colección Privada

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Gerard de Lairesse (1640-1711). Antíoco y Estratónice (c.1671-1675)
Óleo sobre madera. 31,6 x 47 cm.
Rijksmuseum Twenthe (Holanda)

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Antonio Bellucci (1654- 1726). Antíoco y Estratonice (c.1700)
Óleo sobre lienzo, 253 x 301 cm.
Museo del Estado de Hesse, en Kassel (Alemania)



Image may be NSFW.
Clik here to view.
Adriaen van der Werff (1659-1722). Antíoco y Estratónice (1721)
Óleo sobre lienzo, 71 x 53 cm.
Museo de Bellas Artes de Burdeos (Francia)

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Pompeo Batoni (1708-1787). Antíoco y Estratónice (1746)
Témpera sobre madera. 189,8 x 233 cm.
Museo de Arte de Ponce (Puerto Rico)

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Johann Eleazar Schenau (1737-1806)

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Alexandre Charles Guillemot (1786-1831 ). Erasístrato descubriendo la causa de la enfermedad de Antíoco (1808)


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Jacques-Antoine Vallin. Antíoco, Erasístrato, Seleuco y Estratónice
[sin fecha conocida, posterior a 1775 y anterior a 1831]
Colección privada

Y terminamos, una vez más, con un fragmento de la ópera que Étienne-Nicolas Méhul escribió sobre el tema. No es la única pero sí la que más me gusta.


Tres cuadros más sobre la historia de Erasístrato, Antíoco, Seleuco y Estratonice, pintados por Gaspare Diziani, Antonio Belluci y Angelica Kauffmann


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Gaspare Diziani (1689- 1767). Antíoco y Estratonice
Óleo sobre lienzo. 88,3 x 55,9 cm.
The Bowes Museum. Barnard Castle, Condado de Durham, Inglaterra

Sin esperarlo, buscando información para otro tema, encontré este cuadro de Gaspare Diziani, un pintor del siglo XVIII que trabajó sobre todo en la república de Venecia, y he querido traerlo aquí sin más demora para ampliar la colección que habíamos iniciado en entradas anteriores, en las cuales se mostraban obras de Jacques-Louis David, Dominique Ingres y otros pintores sobre el mismo asunto: cuando el médico Erasístrato descubre, tomando el pulso y observando otras alteraciones físicas, que la causa del mal que afligía a Antíoco no era otra que el amor que sentía por Estratonice, la esposa de su padre. En las tres entradas que acabo de mencionar (y dejo enlazadas) se desarrolla el tema con más detenimiento.

Pero está comprobado que esta historia del "mal de amor" de Antíoco y Estratonice ha interesado muchísimo a los artistas porque, intentando documentarme más sobre el cuadro de Diziani, encuentro otro del ya citado en la entrada anterior, Antonio Belluci. De éste no he podido obtener una imagen reproducible, sino un video de YouTube. ¡Lástima no saber idiomas!


Y aún aparece un cuadro más, el primero que veo pintado por una mujer. Una mujer cuya biografía -en lo poco que hasta ahora he podido conocer de ella- creo que puede ser apasionante: Angelica Kauffmann.

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Angelica Kauffmann (1741-1807). Antiochus et Stratonice
Óleo sobre lienzo
Musée Bargoin, Clermont-Ferrand, Francia

El oculista Forlenze


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Jacques-Antoine Vallin (c.1760-c.1835). Joseph Forlenze (1807)
Óleo sobre lienzo. 209,6 x 128,3 cm.
The National Gallery. London

Nada hace pensar, al mirar este cuadro, que pueda tener relación con la medicina. Sin embargo, estamos ante el retrato de un destacado cirujano de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Un cirujano a quien se puede considerar ya un auténtico especialista en oftalmología, uno de los pioneros de la especialidad: Joseph Forlenze. Quiero imaginar -imaginar tan solo, porque seguramente nunca podremos tener certeza de ello- que el hermoso paisaje, con el humeante Vesubio y el faro visto desde el Molo, el puerto de Nápoles, no sólo hace alusión a la tierra natal del oculista, sino que expresa además el beneficio que se obtiene tras la operación de cataratas -en la que era experto- al volver a disfrutar nítidamente de las maravillas que el mundo ofrece a la vista, y que la rosa que lleva en su mano derecha sería el símbolo de la delicadeza con la que Forlenze llevaba a cabo dicha operación.

En el pequeño municipio de Picerno, en la Basilicata, el 3 de febrero de 1757, cuando todavía esta región del sur de Italia formaba parte del Reino de Nápoles (y, por tanto, de la Corona española, siendo rey de Nápoles Carlos VII -Carlo di Borbone se le suele llamar allí- el mismo que, a partir de 1759, reinaría en España como Carlos III), nacía Giuseppe Nicolò Leonardo Biagio Forlenza, hijo y sobrino de cirujanos-barberos. Giuseppe inició sus estudios de cirugía en Nápoles; pero luego se trasladó a Francia para ampliar su formación, y en ese país ejercería como cirujano la mayor parte de su vida, hasta su fallecimiento en París, el 22 de julio de 1833, con 76 años de edad. Por eso se le conoce habitualmente con su nombre en francés y así le llamaremos: Joseph-Nicolas-Blaise Forlenze.

En París, Forlenze fue discípulo del más importante cirujano francés de la época, Pierre-Joseph Desault, de quien llegó a ser íntimo amigo y colaborador en sus estudios anatómicos. Luego se trasladó a Inglaterra, donde pasó dos años más formándose en el St George's Hospital, de Londres, que dirigía otro famoso cirujano: John Hunter. Viajó también a Holanda y Alemania para aumentar aún más su formación. Y ya de vuelta en Francia se estableció en París, ejerciendo como oftalmólogo. En 1798 operaba en el Hôtel National des Invalides y en el hospital más renombrado de París, el Hôtel Dieu. Operó a ilustres personalidades, como Jean-Étienne-Marie Portalis, célebre jurista que intervino activamente en la vida política francesa, tanto en tiempos de la Revolución como de Napoleón, o el poeta Ponce-Denis Écouchard-Lebrun, a quien devolvió la vista en uno de sus ojos cegado por la catarata desde hacía doce años y quien, como corresponde a su oficio, obsequió al oculista con una oda titulada Les conquêtes de l'homme sur la nature, en la que se pueden leer los siguientes versos:

"O lyre, ne sois pas ingrate!
Qu'um doux nom dans nos vers éclate
Brillant comme l'astre des cieux!
Je revois sa clarté première;
Chante l'art qui rend la lumière;
Forlenze a dévoilé mes yeux."

Aunque no sólo atendió a las celebridades, lógicamente. Forlenze trató en París a un buen número soldados, de los que regresaron tras la campaña de Napoleón en Egipto, que habían sufrido graves enfermedades oculares, como ya hemos comentado en este blog cuando hablábamos del barón Desgenettes, el médico jefe de aquel ejército.

Por supuesto, Forlenze nunca fue uno de esos cirujanos ambulantes que ofrecían sus servicios de pueblo en pueblo, y tantas veces tenían que salir huyendo al galope por culpa de los resultados de sus intervenciones. Él tenía su prestigiosa consulta en París; lo cual no fue óbice para que, en ocasiones, fuera llamado desde el extranjero para operar, por ejemplo, al cardenal Doria. Carolina de Borbón, duquesa de Berry, italiana como él, esposa y muy pronto viuda del delfín de Francia, una mujer de interesante vida, muy bella, y posiblemente con una afectación de la vista desde su nacimiento que trataba Forlenze, hablaba maravillas del médico.

Buena prueba de su categoría profesional son sus publicaciones, entre las que destacan Considérations sus l'operatión de la pupille artificielle (1805) y Notice sur le développement de la lumière et des sensations dans les aveugles-nés, à la suite de l'operation de la cataracte (1817).

Todo esto ocurría en la Francia que, por méritos propios, ocupaba el primer puesto de la medicina mundial. Era la época de Bichat y Laënnec o Corvisart, que llevarían a la profesión a la senda de nuestra medicina científica actual... la época de grandes cirujanos, como DesaultDupuytren o Larrey, capaces de realizar operaciones impensables cuando todavía ni la anestesia, ni la asepsia, ni el control de la hemorragia se aplicaban en cirugía. Y Francia, la inteligente Francia, no sólo honró al oculista italiano que el pintor Vallin retrató a los pies del Vesubio, en recuerdo de sus orígenes, concediéndole la Legión de Honor, nombrándole Caballero de la Orden de San Miguel y San Jorge, sino que lo hizo uno de los suyos, haciendo que Giussppe Nicoló Leonardo Biagio Forlenza haya pasado a la historia como Joseph-Nicolas-Blaise Forlenze.

Por la misma época, atravesando la Revolución, el Imperio y la Restauración, otro italiano de nacimiento llegaría a convertirse en uno de los principales músicos de Francia: Luigi Cherubini. Con la obertura de su napoleónica ópera Le Crescendo, estrenada en 1810, acabamos hoy.



El retrato del Dr. Haustein, de Christian Schad


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Christian Schad (1894-1982). Retrato del Dr. Haustein (1928)
Óleo sobre lienzo, 80,5 x 55 cm.
(C) Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid

Al contemplar este retrato se entrecruzan ante nosotros las historias de dos hombres, un médico y un pintor, a los que les tocó vivir en la convulsa Alemania del primer tercio del siglo XX, para seguir su destino de acuerdo con el aforismo orteguiano, en función de sus circunstancias. Pero no seré yo quien comente el cuadro en esta ocasión. Cedo la palabra a quienes lo han hecho antes y, seguramente, mejor.

En primer lugar transcribo, en su mayor parte, un artículo de Rocío Segura Rodríguez, publicado en Dame, la página web de la Asociación Española de Mujeres Dermatólogas:

"Pudiera parecer que he elegido este cuadro con toda la intención. Y es cierto que intención ha habido...
Pues sí, por un día abandono el museo del Prado y dirijo mis pasos unos cuantos metros más allá, al museo Thyssen, para contemplar esta obra maravillosa por el gesto, por su misterio, por su época, por lo que no muestra: Retrato de Dr. Haustein (1928), médico dermatólogo-venerólogo alemán, y lo que tal vez debería ser menos importante, judío.
Este cuadro sobrecoge. La mirada tranquila y serena del protagonista se oscurece con una sombra rara, algo tenebrosa, tétrica, parecida a la del conde Orlok de la película Nosferatu de Murnau (1922) y, quién sabe, puede que ese famoso fotograma influyera de alguna manera en Christian Schad a la hora de realizar este retrato.
El miedo se palpa en el lienzo, no en el Dr. Haustein. Se palpa, en la sombra, en lo que la sombra anuncia y que más tarde se haría realidad, la muerte.
Contemplo su rostro y me olvido de todo lo que le rodea. Su rostro me ofrece confianza, serenidad, seguridad, todo aquello que los pacientes buscamos cuando temerosos nos acercamos a un médico pidiendo, a veces exigiendo, la solución a aquéllo que nos aqueja. Realmente parece un buen médico. Y sólo él, sin lo demás nos dice mucho de su carácter.
Dicen de Schad que fue el artista menos político del movimiento de la Nueva Objetividad. Sin embargo en este cuadro Schad fue también tremendamente político, tal vez sin quererlo, sin llegar a ser consciente de todo lo que esa sombra presagiaba no sólo sobre el Dr. Haustein, sino también sobre toda Alemania.
También dicen de él que fue el artista que "más carga psicológica aplicó a sus obras" [...]. La piel y la mente. La piel representada por un dermatólogo, y la piel del lienzo que dibuja su lesión, su patología, en la sombra: lesión de un mal que iba arraigando en una sociedad cada vez más enferma.
Es posible que lo menos importante sea saber de quien es esa sombra -de hecho se sabe; una modelo profesional amante del Dr. Haustein- Lo más importante es la sensación de intranquilidad que crea alrededor del retratado, el miedo que imprime al cuadro.
El lienzo es la piel donde se plasma una realidad, soñada o vivida. Es la piel que nos habla de un momento, una persona, un paisaje, un sueño. Y como tal la piel del lienzo nos habla de la salud y de la enfermedad, unas veces de manera directa, otras como una sospecha, como una sombra.
Y este cuadro, este lienzo no nos habla de sífilis (el Dr. Haustein era un reconocido venereólogo) ni de los terribles efectos que sobre el cuerpo tiene. Tampoco nos habla de sarna, ni de lepra, ni de ninguna otra enfermedad visible por su impresión sobre la piel del enfermo. Nos habla de estos otros efectos que sobre la mente tienen ciertas enfermedades, en este caso, sobre las mentes de una sociedad enferma.
El Dr. Haustein se suicidó años después de que se le realizara este retrato cuando supo que la Gestapo iba a detenerlo".


Se puede acceder al texto completo de Rocío Segura Rodríguez pulsando sobre el siguiente enlace: Asociación Española de Mujeres Dermatólogas. Y las palabras de Rocío Segura nos llevan a la magnífica web del Área de Educación del Museo Thyssen-Bornemisza, Educathyssen, cuyo capítulo sobre este cuadro comienza así:

"Un hombre sentado, con las manos enlazadas, posa para el pintor que le hace el retrato. Bien trajeado, sus finas manos sugieren que se trata de un hombre refinado, de clase acomodada. Sin embargo, salvo por el objeto quirúrgico (cureta o cuchillo curvo utilizado en dermatología y otras especialidades) que deja ver parcialmente en su brazo, en el lugar donde se encuentra no hay algún otro detalle que permita completar su personalidad o profesión, ni siquiera vemos los brazos de la butaca donde seguramente apoya los codos. Retiene especialmente nuestra atención la intensidad de su mirada, sus enormes ojos negros y la sombra -que no es la suya- que se proyecta sobre el fondo, a su espalda. Sabemos que el retratado es el Dr. Haustein, un prestigioso dermatólogo especializado en enfermedades venéreas en cuya casa berlinesa se celebraban concurridas y animadas reuniones literarias y políticas, organizadas por su esposa Friedel. Son los años de entreguerras, cuando Alemania estaba regida por la República de Weimar y Berlín era una ciudad activa y liberal con una intensa vida nocturna en sus bulliciosos cabarets. La llegada al poder del partido nacionalsocialista en 1933 puso fin a ese periodo histórico. En ese mismo año, el doctor Haustein, de origen judío, acabaría ingiriendo veneno para evitar su detención por la Gestapo."

Es muy recomendable continuar leyendo este artículo de la página educativa del Museo Thyssen-Bornemisza -tan interesante como minucioso- sobre todo por cuanto dice sobre la biografía del pintor y las particularidades de su obra. Se puede acceder directamente al mismo pulsando sobre el enlace que dejo a continuación: Christian Schad en Educathyssen.

Seguramente, Christian Schad, no era consciente entonces de lo premonitoria que podía resultar esa fantasmagórica sombra que parece acechar al Dr. Houstein; no sólo para el médico -que se suicidaría cinco años después de que se pintara el cuadro, para evitar lo que le esperaba si le detenía la Gestapo- sino para el destino de toda Europa. Al fin y al cabo, no era otra cosa que la sombra de Sonja, la amante de Haustein, fumando un cigarrillo...

Durante todo el tiempo que he estado redactando esta entrada, resuena en mis oídos Lilí Marleen, la canción  alemana a la que puso música el compositor Norbert Schultze, en 1937, basándose en unos versos que había escrito el soldado Hans Leip, en 1915, mientras estaba destinado en el frente ruso durante la Primera Guerra Mundial. Lilí Marleen nació en Alemania pero la cantaron todos los ejércitos. No es una canción de guerra, sino de amor, y por tanto de paz.





Aceite de ricino


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Newton Alonzo Wells (1852-1923). Castor Oil (1891)

Se tapa la boca y mira a su madre con gesto lastimoso mientras ésta, convencida de sus efectos beneficiosos, por muy desagradable que sea su sabor, se dispone a darle una cucharadita del medicamento. Seguramente, no es la primera vez que el pobre niño se ha visto obligado a vencer las náuseas e ingerir el aceite de ricino.

Así nos lo muestra en este precioso cuadro, a finales del siglo XIX, el pintor y profesor de la Universidad de Illinois Newton Alonzo Wells.

El aceite de ricino, mal llamado también aceite de castor por su nombre en inglés, castor oil, procede realmente de una planta cuyo nombre científico es Ricinus comunis. Se ha usado con fines medicinales desde la antigüedad y aún hoy se sigue utilizando porque se le atribuyen -con no demasiado fundamento científico- múltiples indicaciones. No obstante, a lo largo de la historia, su uso más común ha sido como purgante; aunque en la actualidad, afortunadamente, se emplea fundamentalmente en cosmética.

El síndrome de Satchmo


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Louis Armstrong (1901-1971)

Es posible que nunca hubiéramos disfrutado de canciones como Hello Dolly!, When the Saints Go Marching In, o la maravillosa What a Wonderful World, en la peculiar voz grave de Louis Armstrong si, a mediados de los años treinta del siglo XX, el trompetista no hubiera sufrido la dolorosa ruptura del músculo orbicular de la boca a consecuencia de la fuerza con que apretaba la embocadura de su instrumento.

Armstrong tuvo que dejar de tocar la trompeta durante un año; y, aunque luego corrigió su forma de tocarla, desde entonces tuvo que evitar anteriores excesos y fue intercalando la voz con la trompeta en sus actuaciones.

En 1982 un médico español, el Dr. Planas, dio el nombre de "Síndrome de Satchmo", a la ruptura del músculo orbicular de la boca en trompetistas (aunque puede producirse también en los intérpretes de otros instrumentos de viento). Satchmo* era el apodo con el que se conocía a Louis Armstrong, y en su honor lo llamó así el médico español.


*El apodo "Satchmo" es una abreviatura de Satchelmouth ("boca de bolsa") usado por primera vez, en 1932, por Percy Brooks, editor de la revista Melody Maker.

Referencias:
  1. Planas J. Rupture of the orbicularis oris in trumpet playeres (Satchmo's syndrome). Plast Reconstr Surg 1982;69:690-3.
  2. Planas J. Further experience with rupture of the orbicularis oris in trumpet players. Plast Reconstr Surg 1988;81:975-81.

Agradecimiento:
La primera noticia sobre esta patología de Louis Armstrong me la dio una querida ex-alumna, María Sánchez del Solar, de quien estoy seguro que será tan excelente médico como músico. Gracias María.


Venus en la consulta de Esculapio


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Sir Edward Poynter (1836-1919). A visit to Aesculapius (1880). Tate Collection 

Siendo ella diosa tan principal, la hermosa Venus no puede ser atendida por otro médico que no sea un dios como ella misma, el dios de la Medicina -Esculapio para los romanos, Asclepio para los griegos- incluso para una afección tan banal y leve como una espina clavada en su delicado pie.

Así nos la muestra el británico Sir Edward John Poynter en este cuadro, donde la diosa aparece acompañada -como es habitual- por las Tres Gracias, visitando a Esculapio en su peculiar consulta, en un jardín al aire libre.

Más información sobre este cuadro se puede encontrar en el siguiente enlace:


La Batalla de Borodinó y el cirujano Larrey

En 1822, diez años después de que tuviera lugar, el francés Louis-François Lejeune, que también fue general del ejército napoleónico, pintaba así la Batalla de Borodinó:

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Batalla de Borodinó (7 de septiembre de 1812) pintada por Louis-François Lejeune en 1822

No entraremos nosotros a valorar las tácticas de los generales enfrentados, Napoléón (quien, por cierto, sufría de fiebre aquel día) y Kutuzov, ni discutiremos sobre si lo que parecía una victoria francesa fue el inicio de su derrota... De todo esto, yo al menos, no tengo conocimientos para poder hablar. Sin embargo, si podemos apuntar que se trata de una de las batallas más sangrientas y mortíferas de la historia. La estimación de pérdidas varía de forma notable según la fuente. Los franceses aseguraron haber sufrido 28.000 muertos y heridos, incluyendo 48 generales. Otras fuentes situan estas cifras en niveles mucho más altos: 50.000 muertos. Los rusos perdieron -según también las diversas fuentes- entre 38.500 y 58.000 hombres. ¡Terrible!

Ardua, muy ardua debió ser la tarea de los médicos militares de ambos bandos. Cirujanos, en su mayoría, que desarrollaban su labor en pleno campo de batalla, como nos muestra en su cuadro el pintor y general Lejeune. Entre esos médicos militares estaba el propio Cirujano Jefe del ejército de Napoleón, Dominique Larrey, y así nos lo muestra en su cuadro Lejeune (quien, por cierto, debía conocerle personalmente). Pero, acerquémonos todo lo que podamos a la zona donde los cirujanos están trabajando...


Sinceramente, no soy capaz de afirmar si Larrey es el hombre que aparece con la cabeza vendada (herido, por tanto) o el que se la venda. Sí está claro que ambos -entre otros- son médicos o cirujanos ejerciendo su labor en el campo de batalla.

Para saber como era Dominique-Jean Larrey con certeza, disponemos del retrato que le hizo, en 1804, su compatriota Anne-Louis Girodet de Roussy-Trioson.


Dominique-Jean Larrey nació el 8 de julio de 1766 en un pequeño pueblo del sur de Francia, en los Pirineos. Quedó huérfano siendo muy niño. Durante diez años fue el sacerdote de su parroquia quien se encargó de su educación, pero reconociendo en el muchacho grandes aptitudes, a los 13 años lo llevó a Toulouse, con su tío Alexis Larrey, Cirujano Jefe del Hospital Saint-Joseph de la Grave, en esa ciudad. Allí inició su formación médico-quirúrgica, que completó en París, junto a uno de los más grandes cirujanos de la época, Pierre-Joseph Desault (quien más tarde sería nombrado médico del hijo del guillotinado Luis XVI, el cual falleció en extrañas circunstancias, en 1795, mientras estaba cautivo en la prisión de El Temple; corriendo el rumor de que Desault, su médico, murió ese mismo año envenenado por haberse negado a ejecutar los proyectos criminales del gobierno revolucionario contra el heredero del trono francés). Larrey comenzó su ejercicio profesional como médico de la Armada, pero tuvo que desistir por sus continuos mareos; de modo que, tras un tiempo breve como cirujano ayudante de Desault ingresó en el Ejército, donde llegaría a ser Cirujano Jefe de los Ejércitos de Napoleón. Fue él quien creó el transporte de heridos mediante ambulancias, e introdujo los principios de la sanidad militar moderna, realizando los primeros "triajes" en el campo de batalla, estableciendo un orden de prioridad para el tratamiento de los heridos independientemente de su rango e incluso del ejército al que pertenecieran... Mucho más habría que añadir sobre esta gran figura de la historia de la medicina y buen hombre que fue Dominique Larrey. Pero, para saber más sobre él, les recomiendo el estudio que le dedicó el profesor José Luis Fresquet -que lo explica mucho mejor que yo- al que pueden acceder directamente en el enlace que inserto a continuación:


 


Paul Wittgenstein, el pianista manco, y el concierto para la mano izquierda de Ravel

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Paul Wittgenstein (1887-1961)

Paul Wittgenstein nació en una de las familias más ricas de Viena. En su casa se organizaban frecuentes veladas músicales, y el niño, apasionado por el piano desde siempre, tuvo el privilegio de tocar dúos con figuras de la talla de Johannes Brahms, Gustav Mahler o Richard Strauss.

En 1913 debutó en público como pianista profesional, obteniendo un gran éxito. Por desgracia, el año siguiente estallaría la Primera Guerra Mundial y el joven austrohúngaro es reclutado para el servicio militar con la mala fortuna de caer gravemente herido al poco tiempo en Polonia. Los rusos le hacen prisionero. Hay que amputarle el brazo derecho. Y se le envía a Siberia, donde permanece hasta 1916.

Pero el pianista manifiesta su resiliencia y decide continuar su carrera aunque sea sólo con la mano izquierda. Al finalizar la guerra, estudia, se ejercita duramente, arregla diversas piezas musicales para poder interpretarlas con su única mano, y aprende las que su antiguo maestro, Josef Labor, compone para él. Su tesón le hace popular en el ambiente musical de la época y más de una veintena de compositores escriben para el pianista manco, entre ellos Benjamin Britten, Paul Hindemith, Erich Wolfgang Korngold, Fransz Schmidt y Richard Strauss.(1) Aunque, de todas las obras escritas para Wittgenstein destaca, sin duda, el concierto para piano para la mano izquierda en re mayor que, entre 1929 y 1931, compuso Maurice Ravel.(2)

Existen grabaciones en las que podemos escuchar al propio Paul Wittgenstein interpretando ese concierto de Ravel. No obstante, por su mejor calidad de imagen y sonido he preferido insertar a continuación la cadencia del concierto de Ravel para la mano izquierda interpretado por el pianista estadounidense de origen serbio Ivan Ilić:

 

El concierto completo lo podemos ver y oír, a continuación, a cargo de la Orquesta Sinfónica de la Escuela Superior de Música Franz Liszt, de Weimar, dirigida por el profesor Nicolás Pasquet. La pianista es Hélène Tysman y éste era, por cierto, su examen final en la escuela alemana.

 

Yo no tengo formación musical para valorar a la joven pianista francesa técnicamente; pero, como público, la califico con sobresaliente y matrícula de honor.

NOTAS
(1) Sergéi Prokófiev compuso para Wittgenstein el Concierto para piano nº 4; pero el austriaco dijo que no entendía la pieza y nunca la tocó en público. Quizás por eso, un resentido Prokófiev afirmaba que él no veía ningún talento especial en la mano izquierda de Paul Wittgenstein.
(2) Wittgenstein también tuvo problemas con Ravel. En este caso, su relación amistosa se rompió porque aquél introdujo diversas modificaciones en la composición -sin habérselo comunicado a Ravel- que a éste le molestaron bastante. Unos dicen que nunca volvió a existir una buena relación entre ambos; otros que sí... Pero no he sido capaz de averiguar la verdad.

El primo médico de Toulouse-Lautrec: Gabriel Tapié de Céleyran

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Henri de Toulouse-Lautrec, Maurice Guibert y Gabriel Tapié de Céleyran

Toulouse-Lautrec no es sólo una de esas figuras señeras de la historia del arte que tiene interés para la medicina por sí mismo -y habremos de dedicarle al asunto la atención que merece- sino que realizando simplemente un somero repaso a su obra podemos encontrar un buen número de cuadros suyos de notable interés para la relación entre la medicina y el arte; ya sea en un quirófano, en un consultorio donde se realizaban las preceptivas revisiones médicas a las prostitutas o en el ambiente del París nocturno que tan bien conocía. Es posible que ese interés del artista por todo lo que tuviera que ver con la medicina que se manifiesta incluso en la fotografía que da inicio a esta entrada, en la que vemos al pintor tomando el pulso con aire muy profesional a su amigo y compañero de correrías, el fotógrafo Maurice Guibert(1), se debiera -al menos en parte- a la otra persona que aparece en la foto con una pipa en la boca y ataviada con un mandil quirúrgico: su primo, amigo leal y también compañero habitual de aventuras en la noche parisina, Gabriel Tapié de Céleyran.

Toulouse-Lautrec retrató a su primo médico en varias ocasiones. En algunas de ellas con unas simples líneas -como en el siguiente dibujo, fechado en 1894- mostrando su figura alta y desgarbada, con sus antiparras, su bastón y su chistera... casi tan imprescindibles estos dos como aquéllas.


Otras veces la pintura es mucho más elaborada, como en este retrato rebosante del característico colorido del pintor de Albi, que muestra al primo médico a las puertas de un teatro.

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901). El doctor Gabriel Tapié de Céleyran (1894). Óleo sobre lienzo. 110 x 56 cm. Museo Toulouse-Lautrec. Albi. Francia.

Estoy convencido que, de no haber sido el primo y uno de los mejores amigos -si no el mejor- de Toulouse-Lautrec, difícilmente alguien podría hablar hoy sobre el médico Gabriel Tapié de Céleyran. De nada servirían para recordarle los años que fue ayudante del célebre doctor Jules-Émile Péan, entre 1891 y 1895; aunque fue Tapié de Céleyran, precisamente, quien introdujo a su primo artista en la sala de operaciones del doctor Péan, y gracias a ello Toulouse-Lautrec pintó el cuadro que podemos ver a continuación:

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901). El Dr. Péan operando (1891-1892)
Óleo sobre cartón. 74 x 50 cm.
Sterling and Francine Clark Art Institute. Williamstown, Massachusetts. USA

Sobre este cuadro pueden encontrar cumplida información en un artículo publicado en 2008 por Aronson y Ramachandran en Journal of the Royal Society of Medicine titulado: "The diagnosis of art: Dr. Pean's operation" (pulsando sobre su título se accede directamente al artículo). Igualmente, me parece muy recomendable la entrada sobre este mismo cuadro publicada en el blog The Physician's Palette, a la que también se accede pulsando sobre su título. Esa cabeza de pelo negro que vemos por detrás, a nuestra derecha en el cuadro, es la cabeza de Tapié de Céleyran.

La relación de amistad entre los primos duró hasta el fallecimiento del pintor y, precisamente, uno de los últimos cuadros de Toulouse-Lautrec -quizás el último- pintado en 1901, el mismo año de su muerte, nos muestra el examen de doctorado que tuvo que superar su primo, Gabriel Tapié de Céleyran, a quien vemos a la izquierda de la imagen, ante un tribunal del que formaban parte el profesor Robert Wurtz (con la toga roja) y el profesor Alfred Fournier. El cuadro se conoce como "Un examen en la Facultad de Medicina de París" y se encuentra actualmente en el Museo Toulouse-Lautrec de Albi.

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901). Un Examen à la Faculté de Médecine de Paris (1901)
Óleo sobre cartón. 65 x 81 cm.
(C) Musée Toulouse-Lautrec. Albi. Francia

Cabe añadir que, tras el fallecimiento de Toulouse-Lautrec, su primo médico fue uno de los que más empeño, y donando gran parte de su propia colección de pinturas, promovióla creación del Museo que se constituyó en Albi, la ciudad natal del artista, para honrar su memoria.

Pero nosotros preferimos despedirnos ahora de ambos primos con una imagen festiva, como buenos compañeros de juerga que eran. Son esos dos personajes, el alto y el bajito, que se ven en la parte central y superior del cuadro... en el Moulin Rouge, disfrutando de las bulliciosas noches de París.

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901). En el Moulin Rouge (1892/1895)
Óleo sobre lienzo. 123 x 140,5 cm.
The Art Institute of Chicago. USA

Y seguramente ambos primos, el pintor y el médico, tan aficionados a las delicias de las noches de París, disfrutarían ahora del Moulin Rouge tanto como entonces...  A ese par de bon vivants está dedicado este vídeo...

 

Notas:
(1) Debo agradecer a mi estimado amigo, el autor del blog Tú Lisa, yo Conda, que me informara sobre el nombre y quien era Maurice Guibert en una publicación anterior, pues yo entonces no lo conocía.

 

Henri Bourgues (1860-1942): el amigo médico de Toulouse-Lautrec

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901). Retrato del Dr. Henri Bourges (1891)
Óleo sobre cartón montado sobre madera. 78,74 x 50,48 cm.
Carnegie Museum of Art. Pittsburgh. USA

En una carta dirigida a su madre, en 1892, Toulouse-Lautrec le decía que consideraba a Henri Bourges"como uno de sus mejores amigos, como el mejor".(1) Los dos Henri se conocían desde la infancia y Bourges (un joven formal y responsable) gozaba del respeto y la confianza de la familia del pintor. Por eso, como Toulouse-Lautrec detestaba vivir solo, cuando Bourges llegó a París para estudiar Medicina, compartieron durante siete años, entre 1887 y 1893, un apartamento en el número 19 de la rue Fontaine.

De aquella época, concretamente del año 1891, data este retrato que forma parte de una serie que Toulouse-Lautrec dedicó a sus mejores amigos. En él vemos a Henri Bourges en un rincón del taller del pintor, de cuerpo entero, poniéndose los guantes y vestido para salir... Ya sabemos como le gustaba al pintor disfrutar con sus amigos las noches de París: y, sin duda, Bourges lo acompañó con frecuencia.

Pero Henri Bourges completó con éxito sus estudios en 1893 (ya tenía, por cierto, 33 años) y no sólo empezó a ejercer enseguida sino que decidió casarse y fundar una familia. La noticia de la boda le sentó fatal a Toulouse-Lautrec, que no podía verse a si mismo en esa situación. El pintor se sintió traicionado y abandonado, cayó en un abatimiento profundo, y se convirtió en un peregrino durmiendo aquí y allá, en casa de algún amigo, en un hotel, en un burdel...

Sin embargo, la amistad entre ambos no acabó jamás. Bourges, que como médico alcanzó cierto renombre como autor y traductor de libros y artículos de medicina, destacando los que trataban sobre la difteria o la sífilis. Respecto a esta última, por ejemplo, pensaba que para su tratamiento era necesario aumentar las horas de sueño, y se preocupaba por las consecuencias de la vida noctámbula que llevaba su amigo pintor. Fue el médico Bourges, también, quien convenció a la madre de Toulouse-Lautrec, Adèle, en 1899, para que ingresara a su hijo en una clínica donde se le tratara su adicción al alcohol. El amigo médico siempre quiso lo mejor para el pintor.

 

Referencias bibliográficas:

 (1) CARCAS CASTILLO, M. Rosario (2012): El alcohol entre la vida y la obra de Tolouse-Lautrec. Tesis Doctoral. Universidad de Zaragoza: 244-246. [Disponible en: http://zaguan.unizar.es/record/9667/files/TUZ_0357_carcas_alcohol.pdf; consultado el 10 de noviembre de 2013].

Enlaces de interés:


 


Toulouse-Lautrec

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901)

Recientemente, el pasado 24 de noviembre, se han cumplido 150 años del nacimiento de Henri de Toulouse-Lautrec, el pintor que ha pasado a la historia, fundamentalmente, como el cronista gráfico de la vida nocturna del París de finales del siglo XIX. No en vano, buena parte de su corta vida transcurrió entre las paredes del Moulin Rouge... donde el mismo se mostró en algunos de sus cuadros. ¿Adivinas quién es en éste?

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Toulose-Lautrec. "En el Moulin Rouge" (c.1892-1895)

Él llenó la noche color, tal como la percibía tras los gruesos cristales de sus lentes, mientras sus múltiples enfermedades se lo permitieron; aunque, realmente, fue una la enfermedad determinante de su vida: la picnodisostosis que posiblemente padeció. Aunque, históricamente, como apuntan Sánchez Lázaro y Linares Ávarez (2013) en Semergen, hablando de esta rara enfermedad:

"El primer caso fue descrito en 1923 por Montanari, pero la enfermedad tal y como se la conoce actualmente fue descrita por Maroteaux y Lamy en 1962, conocido como síndrome de Toulouse-Lautrec por referencia a la afectación que sufría el famoso pintor francés."

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Henri de Toulouse-Lautrec en 1892

Con motivo de este 150 aniversario son muchas las publicaciones que han aparecido recordando su figura. Entre ellas, la de Natividad Pulido en ABC a la que puedes acceder, si te interesa, simplemente pulsando sobre el siguiente enlace:



Referencia:

Sánchez Lazaro JA, Linares Álvarez L. Picnodisostosis: Una rara enfermedad con fracturas frecuentes. Semergen. 2013. http://dx.doi.org/10.1016/j.semerg.2013.03.001

"Siempre Alice": una película sobre el Alzheimer

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Cartel de la película "Siempre Alice" con su protagonista Julianne Moore
Este viernes, 16 de enero, se estrena en los cines españoles la película Siempre Alice (Still Alice es su título original en inglés), que narra como una brillante profesora universitaria de 50 años de edad se enfrenta a las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer y como le afecta la enfermedad a nivel personal, familiar, social y laboral. La película, dirigida por Richard Glatzer y Wash Westmoreland, tiene como protagonista a la actriz Julianne Moore, a la que acompañan en el reparto Alec Baldwin y Kristen Stewart, entre otros.



Aunque la película se vio por primera vez, públicamente, en el Festival Internacional de Cine de Toronto, el 8 de septiembre de 2014, ya ha recibido numerosos premios y nominaciones, sobre todo su protagonista, Julianne Moore, entre los que destacan por ser los más conocidos el premio Globo de Oro 2015 y la nominación para el Oscar a la mejor actriz.

Cabe señalar que esta película está basada en la primera novela -de igual título- publicada por la Dra. Lisa Genova, graduada en Psicología Biológica y Doctora en Neurociencias por la Universidad de Harvard. Lisa Genova se ha convertido en referente de lo que podríamos llamar "novela científica", y me hace recordar al Dr. Oliver Sacks (aunque los estupendos libros de éste no sean precisamente novelas).

Alexander Borodin (1833-1887): el médico, profesor de Química, que escribía música los domingos


Image may be NSFW.
Clik here to view.
Alexander Borodin retratado por Ylia Repin. Museo Estatal Ruso. San Petersburgo
Hace unas cuantas noches volví a escuchar En las Estepas del Asia Central, el poema sinfónico que Alexander Borodin escribió en 1880. La música tiene una inmensa capacidad de evocación, y esta melodía me hizo recordar mis tiempos de estudiante en la Facultad de Medicina, las largas horas de estudio en las madrugadas gaditanas acompañado, tan solo, por los sonidos que salían de un aparado grabador-reproductor de cintas de “cassette“. Normalmente música tranquila, suave, que no dificultara la concentración. Todavía no había descubierto el encanto de la música barroca, que luego se convertiría en mi preferida. Oía música de cine; a Simon & Garfunkel; a Roberto Carlos; a Julio Iglesias (sí, también a Julio)… Algo del rock sinfónico de Pink Floyd. La guitarra de Narciso Yepes interpretando el Concierto de Aranjuez. Escuchaba la música de Joaquín Rodrigo y sus antecesores españoles: Falla, Granados, Tárrega… Entonces descubrí a los rusos: Tchaikovsky, Rimsky-Korsakov, Mussorgski… Y Borodin.


En aquella época no lo sabía, Borodin, el compositor, fue médico. Un médico que ejerció como profesor de Química.

Alexander Porfirievich Borodin nació en San Petersburgo, el 12 de noviembre de 1833.* Era hijo ilegítimo del príncipe Luka Stepanovich Gedevanishvili (algunos autores lo nombran, más fácilmente, como Lucas Gedianov), descendiente de los reyes de Imericia (la Cólquida de los griegos, donde se encontraba el vellocino de oro) un reino independiente de Georgia al sur del Cáucaso, entre los mares Negro y Caspio. Su madre se llamaba Eudoxia Konstantinova Antonova, pero la conocían como Dounia: “una mujer hermosa, culta y con independencia económica” (en algún lugar he leído que era una esclava, pero no lo creo). Cuando Alexander nació, su padre tenía 65 años. Su madre, cuarenta menos. El padre y la madre de Borodin no estaban casados. Para guardar las apariencias el niño fue registrado como hijo de uno de los sirvientes de su padre, Porfirio Borodin, que le dio su apellido, lo cual -al parecer- no era infrecuente en la Rusia de la época. De hecho, el príncipe debía ser un conquistador pertinaz, y a Borodin se le conocen, al menos, dos hermanos de padre con distintas madres, que también llevaban los apellidos de sendos sirvientes del noble conquistador: Dimitri Sergueïevitch Alexandrov y Eugueny Fiodorovitch Fiodorov. El Príncipe murió cuando Alexander era todavía muy niño; pero le dejó a su hijo una sustanciosa herencia que le permitió vivir sin dificultades económicas. Dounia -por su parte- que había contraido matrimonio con un médico militar retirado (aunque, al parecer, nunca dejó de mantener una “íntima amistad” con el padre biológico de Borodin) se ocupó de que el niño recibiera la mejor educación.

Ya de niño, Borodin dio muestras de su gran inteligencia y de estar especialmente dotado para los idiomas (además de su ruso natal, hablaba francés, alemán, inglés e italiano) y para la música. Según Garritz Ruiz: “No sólo aprendió a tocar el piano, sino que también ejecutaba con maestría la flauta y el violonchelo, y aunque no con envidiable disposición también tocaba el oboe y el clarinete, al igual que varios metales.” A la edad de 9 años ya compuso su primera pieza, una polka titulada Helene, y a los 13 había compuesto un concierto para flauta y piano, así como un trío para dos violines y violonchelo. Muy pronto, también, manifestó su interés por la química. A los 13 años montó un laboratorio en su casa donde fabricaba colorantes para acuarelas.

En 1850 ingresó como alumno en la Academia Médico-Quirúrgica, una institución militar, de su ciudad natal. Durante su época de estudiante no dejó de manifestar su especial predilección por la Química (que en aquellos tiempos era materia destacada en las facultades de Medicina) siendo su maestro más importante el profesor Nikolai Zinin (1812-1880), uno de los pioneros de la química orgánica, cuya influencia sería decisiva en la carrera profesional de Borodin. Se graduó como médico en 1856, recibiendo la máxima calificación posible “cum eximia laude“. Inmediatamente fue destinado al 2º Hospital Militar, donde inició su ejercicio profesional como médico-cirujano. Allí conoció a un joven y elegante oficial, de familia noble, llamado Modest Petrovich Mussorgsky (1839-1881), compositor de enorme talento musical, aunque su amistad -que duró hasta la muerte de éste- no empezaría, realmente, hasta algunos años después.

Se sabe que su experiencia como médico cirujano no le resultó agradable, y no por la naturaleza de su trabajo -como cabría suponer- sino por la brutalidad que, allí mismo en el Hospital, utilizaban los jefes y oficiales para imponer disciplina, utilizando el látigo sin justificación posible. Borodin se dedicó a completar su tesis doctoral. La vocación por la Química ya estaba definida y el profesor Zinin lo preparaba para que fuera su ayudante en la Academia Médico-Quirúrgica Militar. En 1858 presentó su tesis doctoral “Sobre la analogía entre los ácidos arsénico y fosfórico”. Posteriormente, entre los años 1859 y 1862, estuvo en Alemania, Francia e Italia ampliando su formación. Primero en la célebre Universidad de Heidelberg, en los laboratorios de Kirchoff, Bunsen, Kekulé y Erlenmeyer. Allí le acompañaron otros estudiantes rusos, entre ellos Dmitri Mendeléiev (1834-1907), el creador de esa famosa “Tabla periódica de los elementos” que tantos tuvimos que memorizar. Luego continuó sus estudios en París y en Pisa.

En 1861 conoció a una pianista rusa de 29 años, Ekaterina Sergeievna Protopopova, que había llegado a Heidelberg en busca de curación para la tuberculosis que padecía. Para el mejor tratamiento de la enfermedad de Ekaterina, le recomendaron que acudiera a Pisa, donde viajó acompañada por su -ya entonces- prometido; el cual, continuó sus estudios en los laboratorios de Luca y Tassinari. Vuelven a San Petersburgo en 1862, Borodin recibe el nombramiento de profesor adjunto de Química; y en abril de 1863 los novios contraen matrimonio que -al decir de quienes le conocieron- resultó muy afortunado a pesar de la enfermedad de Ekaterina y su infertilidad. Al cumplirse el vigésimo aniversario de bodas Borodin estrena el Cuarteto para cuerdas Nº 2, que dedicó a su esposa. Había tardado seis años en componerlo.


Borodin y su esposa tomaron como residencia un apartamento al lado del Laboratorio, en plena Universidad. Rimsky-Korsakoff escribe sobre esta época:

“Me volví un frecuente visitante de Borodin; a menudo quedándome hasta la noche en su casa. Discutíamos sobre música en profundidad y él tocaba sus trabajos en curso y también me mostraba los compases de su sinfonía. Él estaba mejor informado que yo del trabajo práctico de la orquestación, dado que tocaba el chelo, el oboe y la flauta. Borodin era un hombre culto y cordial, era placentero y agudo conversar con él. Al visitarlo, a menudo lo encontraba en su laboratorio, adjunto a su departamento. Cuando ponía una retorta llena con algún líquido incoloro y lo destilaba por medio del fuego de un vaso a otro, yo acostumbraba a decirle que estaba haciendo ‘una transfusión de desolación en vacuidad’.”

Como ejemplos de sus trabajos como químico, algunos de ellos aplicados a la clínica, se puede decir que Borodin descubrió el aldol casi simultáneamente con Wurtz, estudió los aldehidos aromáticos, el uso del peróxido de hidrógeno (el agua oxigenada) como desinfectante e inventó un método para la detección de la urea en los análisis de orina. Llegó a publicar 42 artículos científicos. En 1861, asistió al primer Congreso Internacional de Química, celebrado en Karlsruhe (Alemania) y fue uno de los fundadores de la Sociedad Rusa de Química en 1868.

Borodin resultó ser un profesor con enorme vocación docente, siempre atento a las consultas de sus alumnos. Raras veces mostraba impaciencia. Siempre antepuso la atención a los alumnos a todo lo demás, incluso a la investigación; aunque dedicaba a ésta muchas horas al día. Otro profesor de la Academia, decía de él lo siguiente:

“Trabajaba infatigablemente con los estudiantes todos los días. Durante este tiempo Borodin siempre mantenía una disposición solícita y de buen humor con sus alumnos y colegas, estaba siempre dispuesto a interrumpir cualquiera de sus trabajos sin impaciencia, sin irritación, para responder cualquier pregunta que le hiciesen. Cuando trabajaba en el laboratorio se sentía como si estuviera en su hogar. Lo que más adoraba era la música. Cuando trabajaba, casi siempre estaba canturreando alguna cosa y siempre estaba dispuesto a hablar con otras personas sobre las novedades musicales, las tendencias y sobre composición musical. Cuando estaba en su despacho, frecuentemente oíamos el sonido armonioso de su piano, que se expandía por todo el pasillo del laboratorio. El buen humor y la actitud de Borodin nos afectaba a todos. Cualquiera podía ir a contarle sus ideas, preguntas u opiniones; nunca trataba a nadie con arrogancia o desdén. Raramente alguien conseguía provocar alguna demostración de irritación en Borodin. La actitud sincera y calurosa de Borodin con los estudiantes no se restringía al laboratorio. Casi todos los que trabajábamos con él éramos aceptados en su familia como los amigos más íntimos. Se preocupaba personalmente del destino de cada estudiante que se graduaba en la Academia, destinando todos sus esfuerzos para ayudarlo. Siempre que te lo encontrabas en algún acto social no paraba de preguntar por todo el mundo o intentaba conseguir alguna cosa para alguien.”

Sin embargo, como parte de su labor docente, hay que destacar especialmente (y más por la época y en el lugar donde se produjo) su significativa participación en la creación de una Escuela de Medicina para mujeres. Borodin, en unión de Botkin (el primero en describir la hepatitis A), Sechenov, Roudineff y una aristócrata, Mme. Tarnosky, iniciaron la Escuela como Curso de Obstericia que, en 1872, pasó a ser Escuela de Medicina donde Borodin era, como es natural, el profesor de Química. Dado que el Hospital Militar de San Petersburgo fue la primera sede de la Escuela, en algunas biografías de Borodin se dice que fundó una escuela médico militar de mujeres; aunque no fuera así. La Escuela soportó múltiples dificultades, sobre todo desde que accedió al trono el zar Alejandro III. Borodin consiguió que dejara de depender del Ministerio de la Guerra y pasara al de Educación; pero no pudo impedir que, finalmente, fuese clausurada en 1885.

Fue, precisamente, gracias a su labor como profesor de Química por lo que Borodin conocería a quien sería el mayor difusor de su obra en Europa, el compositor Franz Liszt (1811-1886). Ocurrió en 1877, en el transcurso de un viaje de Borodin a la localidad de Weimar, entre otras de Alemania, para visitar los laboratorios de distintos hospitales. Volvieron a encontrarse en 1881 y 1885, y se cuenta que -en una de esas ocasiones- se desarrolló el siguiente diálogo. “Yo soy un compositor de domingos, señor Lizt” -decía Borodin, refiriéndose a que sólo se dedicaba a componer en su tiempo libre”- y el músico húngaro le contestó: “Pero el domingo siempre es un día festivo, señor Borodin“.

Otro ejemplo de que sólo podía dedicar a la composición el tiempo en que no estaba trabajando en sus clases o en su laboratorio lo encontramos en el siguiente texto, que escribió una vez que tuvo que quedarse en casa enfermo de gripe:

“En el invierno yo no puedo componer, a menos de que esté enfermo y me vea obligado a abandonar mis clases. Así que, mis amigos, contrario a la costumbre, nunca me digan ‘trata de estar bien’ sino más bien ‘trata de enfermarte’. Cuando la cabeza me explota, cuando mis ojos están llenos de lágrimas y tengo que sacar el pañuelo a cada minuto, es entonces cuando compongo.”

Musicalmente, en principio, Borodin fue autodidacta. Sólo a partir de 1862 comenzó a recibir clases de Balákirev. Con él, Rimsky-Korsakoff, Mussorgsky, Cui y -por supuesto- Borodin, se formaría el llamado Grupo de los Cinco, cuyo objetivo era crear un arte musical nacional, que tanta fama le ha dado a la música rusa; aunque, ciertamente, también contó con la oposición de muchos…

Dos años antes de morir, Borodin, se contagió de cólera, y quedó muy debilitado. En 1886 se le diagnosticó angina de pecho. El 27 de febrero de 1887*, mientras se celebraba un baile de disfraces en la Academia de Medicina, del cual había sido uno de sus principales organizadores, sufrió un infarto de miocardio. Nada pudo hacerse por salvar su vida a pesar de los intensos esfuerzos de muchos médicos que se encontraban allí.

Borodin se encuentra enterrado en el cementerio Tikhvin del monasterio Alexander Nevsky, en San Petersburgo, cerca de la tumba de otros grandes músicos y escritores rusos.

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Tumba de Alexander Borodin en el cemeterio Tikhvin de San Petersburgo
Una de las revista médicas más importantes del mundo (que aún sigue publicándose), The Lancet, en su editorial del 19 de marzo de 1887 informó sobre su muerte. En los últimos renglones señalaba: “…a pesar de su arduo trabajo profesional y de laboratorio el profesor Borodin encontró tiempo para cultivar el arte y la ciencia de la música a los que fue muy adepto. De él se dice haber prestado un valioso servicio a la causa de la música rusa”.

Sus estudiantes mujeres le dedicaron el párrafo siguiente en el monumento que se le erigió en su tumba: “Al fundador, defensor y guardián de las clases de medicina para mujeres y al amigo de sus alumnos.”

Se ha dicho que Borodin tiene el menor producto musical con el más alto promedio de excelencia para cualquier compositor en la historia. Según Gonzalo Castellón:

“La reducida producción musical de Borodin alcanza su clímax en su ópera Knyas Igor (El príncipe Igor) y, particularmente, en las archifamosas danzas de los pólovtsy o danzas polovtzianas. No existe un episodio de ancestro más nacionalista que esta imborrable mezcla de ritmos, sonidos y sensualidad, que tan pronto llama a la guerra como a la paz. Su desenvolvimiento es literalmente vertiginoso e involucra coro, orquesta y solistas por igual. Borodin amó particularmente esta ópera, que fue su particular legado y a la que dedicó largos veinte años. [De hecho, falleció sin concluirla y fueron Rimsky-Korsakoff y Glazunov quienes tuvieron que terminarla].
El príncipe Igor es el equivalente ruso del Mio Cid o de la Chanson de Roland pues la anónima obra literaria -El canto del príncipe Igor- reúne las características básicas de la canción de gesta. El príncipe Igor es prisionero del Khan Konchack, jefe de la tribu de los Polovtsy, que ha reconocido su rango real. Al propio tiempo, su hijo -el príncipe Vladimir- se ha enamorado de Kontchakovna, hija del jefe tártaro.
Sin embargo, cuando al campamento tártaro llegan las noticias de que Poltiole, su ciudad, ha sido saqueada, el Príncipe no duda ya y se escapa, abandonando a su hijo, quien, mientras tanto, ha decidido casarse con Kontchakovna. Entre grandes manifestaciones de regocijo del pueblo, el príncipe Igor entra en Poltiole y se reúne con su amada princesa Yaroslávna.
El príncipe Igor es tal vez la obra más nacionalista de las producidas por el Moguchaya Kuchka [“El Gran Puñado“, la forma en que el crítico Stasov llamó al “Grupo de los Cinco“]. Si bien su lenguaje musical es dialéctico, Borodin mantiene una línea particularmente propia, de gran riqueza melódica. Para retratar las figuras orientales o tártaras, el compositor echa mano al tradicional recurso del cromatismo (intervalos basados en la escala cromática) que dotan a la melodía de un carácter lejano y enigmático.”


*Cuando nació Borodin, en Rusia seguía vigente el Calendario Juliano que para 1582, cuando Gregorio XIII implantó el nuevo, llevaba un retraso de diez días y para 1833 iba doce días atrás, así que la fecha de nacimiento de Borodin (31 de octubre de 1833) fue en realidad el 12 de noviembre. Lo mismo ocurre respecto a la fecha de la muerte, que algunos apuntan como 14 de febrero, siendo, en realidad, el 27 de febrero de 1887.

Referencias bibliográficas

CASTELLÓN, G. (2009): “Borodin, o la historia de una pasión”. Áncora – nacion.com. [Consultado 2 Marzo 2015]. Disponible en: http://wvw.nacion.com/ancora/2009/agosto/30/ancora2062247.html
GARRITZ RUIZ, A. (2001): “Alexander Borodin: el músico químico”. Educación Química, 12,4:190-192.[Consultado 2 Marzo 2015]. Disponible en: http://es.scribd.com/doc/511794/Borodin-quimico-y-musico
KUMATE, J. (2004): Alexander P. Borodin; compositor musical multifacético. En: MEMORIAS de El Colegio Nacional, México:213-229.
O’NEILL, D. (1988): “…aber Sonntag ist immer ein Feiertag: Alexander Borodin, MD, 1833-1887″. JRSM, 81:591-593.
RAÚL (2009): “El ruso que componía en un laboratorio”. En: “Una noche en la Ópera” [Foro]. [Consultado 2 Marzo 2015]. Disponible en: http://www.unanocheenlaopera.com/viewtopic.php?t=10986
VIK, T. (1998): [“Alexander Borodin – physician, chemist, scientist, teacher and composer”]. [Sólo el abstract]. Tidsskr. Nor. Laegeforen, 118,30:4.693-4.696. [Consultado 2 Marzo 2015]. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9914755


Analgésicos musicales

Image may be NSFW.
Clik here to view.
George Cruikshank (1792-1878). “The Headache” (1819)
“El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente, hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo; incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor”, decía Dostoievski. Y Stefan Zweig escribió: “Toda ciencia viene del dolor. El dolor busca siempre la causa de las cosas, mientras que el bienestar se inclina a estar quieto y a no volver la mirada atrás.” Pero, digan lo que digan los sabios, el común de los mortales aborrece y teme al dolor. Una lumbalgia, un dolor de muelas o un dolor de cabeza pueden ser terribles además de incapacitantes…

Con respecto al dolor de cabeza, el NIH (citando como referencia al Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de los Estados Unidos) explica:

“Casi todas las personas han tenido un dolor de cabeza (cefalea) alguna vez. Es la razón más común por la cual la gente se toma días de trabajo o de escuela y acude al médico.
El tipo más común de dolor de cabeza es causado por la tensión que usted hace en los músculos de los hombros, del cuello, del cuero cabelludo y de la mandíbula cuando está nervioso. Suele relacionarse con el estrés, la depresión o la ansiedad. Usted podría tener una tendencia a tener este tipo de dolor de cabeza (también llamado cefalea tensional) si trabaja demasiado, no duerme lo suficiente, saltea comidas o bebe bebidas alcohólicas.
Otros tipos comunes de dolor de cabeza incluyen migrañas, cefaleas en brotes y cefaleas por sinusitis. La mayoría de las personas puede sentirse mucho mejor si hace cambios en su estilo de vida, aprende maneras para relajarse y toma analgésicos.
No todos los dolores de cabeza necesitan atención médica, Pero algunas veces, el dolor de cabeza avisa que puede haber un trastorno más grave. Infórmele a su personal de atención médica si tiene dolores de cabeza repentinos y severos. Consiga ayuda médica de inmediato si tiene dolor de cabeza después de un golpe o si se presenta con rigidez en el cuello, fiebre, confusión, pérdida de la conciencia o dolor en los ojos o los oídos.”

Sin embargo, hay que tener cuidado porque el abuso de analgésicos puede llegar a agravar el problema. Por eso -siguiendo el consejo de numerosos musicoterapeutas- hoy recomiendo un par de analgésicos para su uso y hasta para su abuso… Los analgésicos más románticos que conozco, además.

El primero es el Liebestraum n.º 3: O lieb, so lang du lieben kannst, de Franz Liszt, más conocido en nuestros lares como “Sueño de Amor”, interpretado por Vanessa Benelli Mosell.


Y el segundo: la famosa Serenata (Ständchen) de Schubert, en la versión para violonchelo y piano de Camille Thomas y Beatrice Berrut.



La prodigiosa curación del joven Rachmaninov

Image may be NSFW.
Clik here to view.
Sergei Rachmaninov (c.1900) en la época cuando compuso su Concierto para piano nº 2
Sergei Rachmaninov (1873-1943) fue un compositor, pianista y director de orquesta ruso, considerado como uno de los músicos más influyentes del siglo XX. Como pianista, poseía unas cualidades extraordinarias, en parte debidas a sus grandes manos. Unas manos que en un artículo publicado en el British Medical Journal, en 1986, Young atribuía, más que a los casi dos metros de altura de Rachmaninov, a la posibilidad de que sufriera el síndrome de Marfan, un trastorno genético del tejido conectivo que afecta a los sistemas esquelético y cardiovascular, al igual que los ojos y la piel. Veinte años después, en 2006, Ramachandran y Aronson, discutían que lo padeciera en el Journal of the Royal Society of Medicine y proponen el diagnóstico de acromegalia. Pero no seguiremos tratando -de momento- sobre sus posibles trastornos físicos (la historia clínica de Rachmaninov da para varias publicaciones) sino sobre lo que ocurrió con motivo de su temprano fracaso como compositor.

En efecto, el estreno de su Sinfonía nº 1 en Re menor, Op. 13, el 28 de marzo de 1897, fue un clamoroso fracaso. Se culpa de ello, por una parte,  al director de la orquesta, Alexander Glazunov, que hizo cortes en la partitura y varios cambios en la orquestación; y algunos asistentes al concierto sugirieron que Glazunov parecía estar borracho (sin que esto se demostrara nunca). Pero además, al ser una obra escrita en un estilo moderno para la época, no fue del gusto de los asistentes, que la consideraron ofensiva debido al uso progresista de la forma sinfónica y no seguir el estilo académico del círculo de San Petersburgo liderado por Rimski-Kórsakov, el cual debían seguir los compositores noveles si esperaban tener alguna oportunidad en su carrera.

Lo cierto es que tras aquel humillante fracaso, el joven compositor, de 24 años de edad, quedó sumido en un grave estado depresivo, diciendo que no volvería a componer jamás; y de hecho, durante aquel año y los dos siguientes, 1898 y 1899, no compuso absolutamente nada. En enero de 1900, a instancias de sus primos, su tía y su amigo, el doctor Grauermann, acudió a la consulta del médico y psicoterapeuta Nikolai Dahl; quien, en pocos meses, le curó mediante hipnosis. Rachmaninov quedó tan bien que, en el otoño de ese año empezó a componer su maravilloso Concierto para piano y orquesta nº 2 en Do menor, Op. 18. Y tan agradecido que se lo dedicó a su médico: el doctor Dahl. Un concierto que podemos disfrutar aquí con la magnífica interpretación de la pianista ucraniana Anna Fedorova.


Elger Niels, que ha estudiado con detenimiento este episodio de la vida del compositor -aparte de citar la hipótesis de un nieto de Rachmaninov sugiriendo que como su abuelo era un romántico (y no sólo en lo musical) lo que le curó en realidad fue que se había enamorado de la hija de Dahl en sus diarias visitas a la casa del médico- piensa -y yo comparto su opinión- que, tanto o más que la hipnosis pudo influir en la curación de Rachmaninov el que Dahl fuera músico también, un notable violonchelista, y la pasión musical compartida por ambos durante su relación médico-enfermo bien podría haber servido de estímulo para que Rachmaninov volviera a componer.

Años más tarde, la revolución bolchevique hizo que muchos rusos tuvieran que exiliarse del país. Rachmaninov falleció en los Estados Unidos, donde transcurrirían los últimos años de su vida, en 1947. Nikolai Dahl se marchó al Líbano (que entonces era muy diferente a hoy). Allí continuó ejerciendo su profesión y participando como músico en conciertos. Tenemos una foto suya de 1928, en Beirut, en la que se le puede ver (es el músico más mayor, con perilla blanca) a nuestra derecha de la imagen.

Image may be NSFW.
Clik here to view.
El doctor Nikolai Dahl como músico de una orquesta en Beirut (1928)

Viewing all 43 articles
Browse latest View live